Que extrañamente quieren decirse
Mercado de Sonora. Vendo libros usados apoyado contra una pared observando a la gente. Alumbro tal o cual parábola pero nadie se detiene, apenas saludan, apenas sonríen, la mirada puesta en un viaje sin retorno inexistente; Nadie compra. Pero siguen ahí, en mi boca, compañía para caracoles que extrañamente quieren decirse. …