Duermen bajo una luna imperceptible,
esas luces a solas tras una cortina de verano,
importunios de una necesidad.
Millones que regresan a diario,
como si en el regreso encontraran
algo de paz.
Viven en cuevas,
ablandando las migajas que caen.
Duermen bajo una luna imperceptible,
esas luces a solas tras una cortina de verano,
importunios de una necesidad.
Millones que regresan a diario,
como si en el regreso encontraran
algo de paz.
Viven en cuevas,
ablandando las migajas que caen.