Artículo escrito en el 23 de abril de 2013
Hong Kong, 8 de la mañana. Hen Li apaga su despertador y se dirige a la ventanas de su pequeño apartamento. Tras los cristales, observa el suave batir de las alas de un roja mariposa. Inmediatamente en Nueva York todas las alarmas se encienden; en breve, llegará una tremenda tempestad. Así es el efecto mariposa de la Teoría del Caos que explica cómo pequeños cambios pueden tener grandes consecuencias… Y así es que, de vez en cuando, tomamos conciencia de hechos, novedades, cambios con los que no habíamos contado; nos reconocemos ante lo imprevisto. Y lo imprevisto es cada cierto tiempo e, incluso, varias veces en un mismo año a pesar del espacio, el tiempo y nuestra caprichosa memoria. Y lo imprevisto es, hoy, el color de unas nuevas voces que confluyen juntos e independientes con voluntad de hacer y ser en la creación literaria.
Lo imprevisto son una mistura de jóvenes creadores (poetas, narradores, críticos literarios) que nos presenta el autor David María (La Gomera, 1985) en el artículo homónimo publicado el pasado 28 de abril, en Diario de avisos. Lo imprevisto son ellos y, como reconoce el autor, muchos más que aún no conoce ni ha leído. Lo imprevisto son esos autores que organizaron un pequeño recital en las aulas de la Facultad de Filología de la Universidad de La Laguna, el día 15 del presente mes pasado y, tal y como los presenta David María, un grupo de autores alejados de dogmas y manifiestos, conocedores de nuestra tradición literaria y con una buena nómina de narradores. Lo imprevisto no es un nuevo ismo de seguidores idólatras, sino una confluencia, una “reunión de existencias” donde los nuevos autores quieren un lugar para ellos y comienzan a construirlo, poco a poco, y en público.
Lo imprevisto son muchos y, entre ellos:
Samir Delgado, David Guijosa, Acerina Cruz, Nisa Arce, Octavio Pineda, Daniel Romero Armas, Kenia Martín Padilla, Jesús G. Martín Perera, Iván Cabrera Cartaya, Yeray Barroso, Covadonga García Fierro, Daniel Bernal Suárez, Javier Mérida, Iván Morales Torres, Sergio Barreto, Ramiro Rosón, Benito Romero Rodríguez, Yapci Bienes, Javier Hernández Fernández, Inocencio Javier Hernández, Rubén Porto, Ayoze Suárez, Javier Izquierdo Reyes, Ardiel Rodríguez Batista, Fermín Domínguez, Elena Socas Plasencia, Javier Rivero Grandoso, Adrián Arvelo, Nuria López, Darío Hernández, Jorge Plaza, Eduardo García Montelongo, Carlos Cruz, Jacobo García, Álvaro Vento, Félix Abreu Delgado, Kateryn Lorenzo, Daniel María, Xosé Manuel García López, Alejandro Vera Barrios, Esperanza Cifuentes…
Lo imprevisto son también acciones como la creación del Encuentro Internacional de Literatura 3 Orillas, festival literario de Canarias integrado en el movimiento internacional World Poetry Movement, el blog de crítica literaria Mierda Perro, poesía canaria a punta de calima, la revista Nexo y Puzle de sombra, La Salamandra Ebria; las líneas editoriales Nectarina y las actividades desarrolladas en diversos locales de San Cruz de Tenerife. Y, sobre todo, en palabras de Daniel María, Lo imprevisto es ese medio digital, PapiruCUcus.com, “destinado a convertirse en una importante plataforma de difusión, así como el vientre de la acción cultural más underground… más arriesgada, decidida y lúcida. Lo imprevisto es un lugar de encuentro intergeneracional no aislado ni ensimismado, fruto, quizás, de unas islas con intenciones “no ombliguistas” ; es un lugar sin residencia fija, aquí, en todas partes y, a la vez, en ninguna.
Lo imprevisto son ellos, sin duda, y muchos otros más aún desconocidos y, seguramente, en un escogido silencio (o casi).
Lo imprevisto: algunos poetas y sus poéticas:
YERAY BARROSO
Primero fue la intuición, luego fue la palabra. No recuerdo poema sin hormigueo que desconozca toda mi persona. A veces me pregunto si soy yo en mi propia poesía. A veces soy un extraño más ante lo escrito. Los versos me nacen de impulsos, los poemas de ráfagas. Primero puede ser una imagen, una palabra, un verso. Luego todo fluye automático. Cuando el primer verso reposa sobre la pantalla mi consciente no sabe qué vendrá luego. Sin embargo, el hormigueo que desconoce toda mi persona ya sabe todo el poema.
RAMIRO ROSÓN
La literatura, en su vertiente de creación poética, la que con más asiduidad cultivo, consiste para mí ante todo en una necesidad de expresión y una forma de conocimiento intuitivo. Lo primero, porque las facetas más ignoradas y subterráneas del yo salen a la superficie a través de la palabra poética, por vías que el lenguaje ordinario no sabe transitar; lo segundo, porque descubre zonas del universo que la mera razón no puede explorar. En mi trabajo creativo quisiera servirme de la poesía como de una llave que abriera las puertas de la percepción, ésas que si se depuraran, como dice William Blake, le mostrarían al hombre todo, el universo y su propio yo, tal como es: infinito.
DANIEL MARÍA
La escritura es un rastro que persigo, quizás un rastro de ceniza, como escribió la también poeta de Agulo Cesarina Bento. Recalco la ceniza porque mi escritura es un andar de muerto, un viaje hacia dentro, hacia mi nombre, es decir, hacia mí mismo, en constante compañía de mi espíritu, ese yo que no consigo abrazar, que se resiste. Mi literatura es la parte más íntima de mí y, sin embargo, consiento que los demás la descubran. La literatura canaria es la isla que dice «Soy la que soy».
COVADONGA GARCÍA FIERRO
Viajera en las entrañas de mi voz. El placer de la noche en su latido de miedo. El canto de un tambor afortunado. Los senos que me amamantan de tinta. La isla donde naufragan mis maldiciones. Un hall inquieto que siempre me recibe.
KENIA MARTÍN PADILLA
Una cascada de imágenes
levemente fusilada por un rayo de sol.
Cancela de sal, pitera tierna
blandiendo al mundo su caracolada
en el lento peregrinar de los siglos.
DANIEL BERNAL SUÁREZ
Concibo la poesía -y la literatura, por extensión- como ventanas o lienzos que presentan formas posibles del pensamiento o la imaginación y que articulan un puente de palabras entre nosotros y el mundo. Entiendo que el humilde cometido del autor es reconquistar un espacio de impureza para que en la palabra poética reverbere la aspiración legítima, aunque siempre truncada, de un discurso que se ofrezca como visión de la inalienable complejidad de lo real, con su carga de paradojas, antítesis y absurdos. La gestación del poema y su escritura son fases de una exploración que ansiara fundar en el vértigo una realización adánica, primigenia (cruzando, no obstante, todos los lenguajes posibles, convocando a todos los signos). Entregar, pues, en el poema, una astilla del asombro y la incertidumbre que comporta el ser.